Confesiones de una puta. Cap 7

La respiración se me empezó a entrecortar, como una llave que gotea poco a poco y luego de la nada deja de gotear. Mis manos empezaron a sudar e irónicamente se volvieron frías como témpanos de hielo. Debía responder algo, no podía dejarle con la pregunta entre los labios.

_Es obvio que debo acordarme de ti _ vacilé.

Se quedó mirándome y se echó a reír.

_Solo a ti se te ocurre chocar con un poste mientras cargas un pastel en tus manos _ soltó una carcajada de forma burlona _ deberías tener más cuidado.

Algo aquí andaba mal, mi mente se tendía a confundir. El tipo literalmente no me distinguía, al menos no de la forma en que se supone que debía hacerlo. En nuestras horas de trabajo nuestra apariencia es muy distinta e incluso nuestros nombres cambian;  por lo general usamos pelucas y nos maquillamos excesivamente. Es cosa de putas baratas vestirse como si fueran de barrio y lucir los pechos que la vida les ha regalado. Las putas de clase alta o media (prepago) son chicas de vestimenta refinada; bien podrías cruzarte con algunas de ellas en la calle y pesar que solo son chicas hermosas, nada más. Los zapatos de tacos altos son una parte esencial, es como si fueran un requisito para trabajar en esto; deben ser lo mejor de nuestro atuendo. En lo personal me encantan los vestidos cortos acompañados con medias de ligueros; y para mi es una regla que se  me vea una pequeña porción de las nalgas, eso le gusta a los hombres, se les nota en la cara de trastornados depravados que montan cuando me ven. Fuera del trabajo soy una mujer, no soy una puta, solo soy Melisa. Mi ropa es totalmente cubierta, mis zapatos altos se cambian por tenis cómodos, no me gusta llevar maquillaje, mi cabello siempre recogido y mis nalgas ni siquiera se ven. Quizás es aceptable que Juan no me reconociera, aún más cuando en el burdel las habitaciones tienen una luz tan tenue y opaca que solo te permite divisar que tienes una persona ante ti.

El ascensor casi cerraba sus puertas.

_ ¿bajarás? _ una pregunta tonta para aliviar la situación tensa _.

_Prefiero las escaleras, siempre me han dado algo de pánico los ascensores. _ tronó sus dedos de manera brusca _ Pero haré una excepción y te acompañaré, debo comprar algunas cosas en el supermercado.

_ ¿En que trabajas? _ pregunté para asegurar que no me equivocaba de hombre _.

_Manejo una compañía encargada de llevar las finanzas de algunas empresas destacadas. Soy mi propio jefe, por eso hoy es lunes y me ves en casa siendo feliz mientras mis empleados hacen el trabajo.

_Es bastante arrogante decirlo de esa manera.

_Me doy el puesto que merezco _ aseguró mientras fruncía el ceño _. Se me viene una idea, ya que nos tenemos que despedir porque vamos en direcciones distintas, bien podríamos seguir esta conversación mañana luego de que salga del trabajo.

_Por supuesto. _ Acepte como la buena prostituta que soy por dentro, a la que no le importa si un hombre tiene esposa o no _ Nos vemos mañana.

Escrito: Reina Yuncosa / Fotografía: Martina Matencio

Un comentario sobre “Confesiones de una puta. Cap 7

Deja un comentario